Esta es una simple pregunta y de la cual probablemente pienses que inclusive sea hasta un poco ilusa, pero date la oportunidad de profundizar unos minutos, porque no podemos llegar a quien queremos ser sin antes saber quién somos, qué queremos, y sobre todo, la razón, ¿Por qué lo queremos? 

Empecemos con lo primordial, ¿en qué ámbitos o situaciones te conoces? Porque es sencillo decir que eres una persona amable, que respeta al prójimo, que ayuda a su comunidad, que es amoroso con su pareja, claro, todo esto, cuando las cosas van bien. Es fácil ser feliz cuando nuestra vida va viento en popa. Pero la vida no es una línea recta hacía el éxito, está llena de desafíos, de baches, de caídas, y muchas veces estas no son un simple resbalón, sino que equivalen a aventarnos desde un tercer piso, creyendo que jamás tendremos la oportunidad de volver a levantarnos. Pensando que no volveremos a subir las escaleras, sin darnos cuenta, de que existen también los elevadores.

La vida está en constante cambio con el objetivo de mantener un equilibrio. Hoy podemos ser la persona más feliz de este mundo, y mañana, la más triste.

Aquí la verdadera pregunta, sería; ¿conoces tu lado oscuro? ¿Cómo eres cuando te está llevando la chingada? ¿Cuando por más esfuerzo y acción que le pongas a tus días, todo te sale mal? Cuando pareciera ser que el destino no está de tu lado. Cuando por más estrategía, empeño, ganas, trabajo, que le pones a tu deseo… nada pareciera funcionar. 

¿Cómo actúas en un día pesado? Te apartas y te alejas de las personas o te desquitas con lo que llamas son tus seres queridos, cómo si ellos tuvieran la culpa de tu mala suerte. Tristemente los lastimas, en lugar de apoyarte en ellos para impulsarte.

Es importante ser conscientes de cómo somos en ambas situaciones de la vida, de saber cuál es nuestro límite, de alejarnos y tomar un tiempo a solas cuando sea necesario, de pedir apoyo cuando más lo necesitemos, aún, cuando nuestro ego nos grite que podemos lograrlo sin ayuda. 

Decir que eres feliz es fácil, es lo mismo que decir “estoy bien” cuando en realidad te está llevando la fregada. Lo verdaderamente complicado es sentir esa felicidad, es abrazar ese sentimiento y valorarlo, disfrutarlo, porque lamentablemente no será para siempre. Recuerda que en los cuentos cuando dicen; y fueron felices por siempre, la historia se acaba. Estoy seguro que no quieres eso, no deseas que tu cuento se termine. Probablemente, te ha pasado que leyendo un libro o viendo una serie, donde todo va mal para el o la protagonista, tú estás hiper atento gozando del capítulo, no porque te guste ver el sufrimiento ajeno, sino porque en el fondo sabes, tienes la certeza, de que eso es momentáneo, que el sufrimiento del personaje sólo un cachito de toda la temporada. ¿Por qué no tener ese pensamiento también para nosotros? De saber que este mal tiempo que estemos viviendo, sólo es un pequeño fragmento de nuestra vida, que este mal día, sólo es una parte de toda la semana. 

Estoy convencido que una de las mejores formas para ser felices, es conocer cómo somos ante la adversidad, cualquiera que esta sea. No estoy diciendo que brinques en la calle si está granizando, ni que bailes bajo la lluvia. Sólo asegúrate que cuando termine la tormenta, te des la oportunidad de abrir la puerta y salir para apreciar el sol, las nubes, la belleza de una plática profunda. No permitas que el pronóstico de un 30% de probabilidad de lluvia te impida salir de tu casa y disfrutar todo lo bueno que este universo tiene para ofrecerte. 

Un punto que se me estaba pasando, y es verdaderamente interesante, es que nadie se conoce al cien por ciento, siempre estamos cambiando. Por eso es que llegamos a realizar aquello que juramos nunca hacer. Sobre todo, tus valores, tus creencias, tu manera de pensar, aquellas cosas que podrían definirte, no son tuyas, fueron adquiridas gracias a tu contexto social, inclusive mucho antes de que tuvieras la capacidad de emitir un juicio personal. 

No eres quién crees ser, ya que eres la repetición de todo lo que has visto, escuchado, sentido, vivido, desde que llegaste a este mundo. Has absorbido todo lo que sucede a tu alrededor y lo has adoptado como si fuera tuyo. Tanto las cosas buenas, que son útiles en el día a día y hacen la vida más fácil, como las cosas malas, que sólo te provocan sufrimiento, coraje, enojo, tristeza. 

Y no lo digo como si fuera algo malo, porque todo depende del contexto. Tener coraje en los momentos difíciles es una gran virtud, pero cuando llega el momento de relajarse y bajar la guardia para disfrutar un instante en el que no existe ninguna adversidad, ese coraje, puede ser un estorbo. 

Por eso, te invito a que te hagas la siguiente pregunta algunas veces por semana, ¿quién soy en este momento, y el ser esta persona, tener este comportamiento, qué beneficios y que problemas me está trayendo a mi vida? Ponlo en una balanza, y si el resultado es más negativo que positivo, entonces es momento de hacer algún tipo de cambio. ¿Cuál cambio? Dependerá totalmente de lo que deseas ser y tener.

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