La toma de decisiones es una de las actividades más complejas que tenemos como seres humanos. Ya que está condicionado tanto por nuestro pasado, como por un futuro que desconocemos.

No por nada, está acción, es de las mejores pagadas en una empresa, es común que paguen más por elegir que por hacer algo. Y esto, aunque a simple vista puede parecer injusto, no realmente es así, ya que una simple decisión puede llevar el negocio a la fortuna o a la quiebra, como si de un volado se tratara.

Tomar una decision no es solamente decir; “vamos por este camino y ya”. Hay muchos factores que debemos tomar en cuenta. Siempre existe el enorme costo de equivocarse, de que las cosas no salgan como las habías planeado, y es que por más que nos cueste aceptarlo, por más que cuides cada mínimo detalle, siempre existe la variable de que algo pueda salir diferente, que el resultado final sea completamente distinto al proyectado. Esto puede ser tanto para bien como para mal. Por ejemplo, el descubrimiento de la penicilina fue gracias a un error, un medicamento que actualmente es bastante usado y beneficioso para combatir infecciones bacterianas. Alexander Fleming, se fue de vacaciones y se le olvidó que había dejado un cultivo de bacterias. Cuando terminaron esos días de descanso y estuvo de regreso, se percató de que un moho había acabado con el cultivo de bacterias, y para no alargar la historia, nombró a la sustancia que el moho producía como penicilina.

Claro, el caso anterior es una excepción a la regla. No porque alguien se haya equivocado y eso le otorgó buenos resultados, significa que será igual con nosotros. Debemos de proponernos que el margen de error sea el menor posible.

Adentrémonos en el título de este artículo, ¿Por qué elegir es rechazar? Porque cuando te decides por algo, lo que sea, estás renunciando a todas las demás posibilidades.

Cuando te casas, o tienes una pareja sentimental, estás eligiendo a una persona y de manera automática estás rechazando la oportunidad de formar otras relaciones afectivas, o al menos, ese es el deber ser, porque sabemos que la infidelidad está mal. Si se tiene una relación abierta donde ambos tengan el acuerdo de poder ver o generar un vínculo con alguien más, está perfecto, pero de lo contrario, al elegir a esa persona especial, estás negandote la oportunidad de tener más novios o novias.

Claro, no debemos de tomarnos las cosas de manera literal, si una relación no funciona, no hay por qué forzarlo, puedes terminar la relación y entonces abrirte a nuevas experiencias con otras personas, hasta encontrar lo que llamamos “tu alma gemela”.

Y lo mismo sucede con todo. Si decides ser arquitecto, estás rechazando la oportunidad de estudiar otra carrera. Te cierras a las oportunidades de ser doctor, abogado, administrador, psicólogo, veterinario, o cualquier otra profesion. Reitero, no nos tomemos todo tan en serio, si quieres ser arquitecto y médico, es posible, pero sólo ten en cuenta que la carrera de medicina tiene una duración de 6 a 7 años, más la especialidad, y obviamente sin contar la práctica.

Nuestra energía es limitada, así como también lo es nuestro tiempo. Así es que, por más que logres terminar ambas carreras, por tomar esa decisión, habrás renunciado a otras opciones como irte los fines de semana a convivir con tus amigos, reunirte con tus familiares, inclusive pasar tiempo de calidad con tu pareja.

Por cada cosa que eliges, estás rechazando más de cien cosas. No lo digo para que te alarmes y tu ansiedad se detone. Al contrario, lo comento por qué es importante ser conscientes de esto.

Cuando tomas una decisión, regularmente piensas en el resultado que obtendrás, pero no lo comparamos con las cosas que perdemos, y es allí donde podemos tener conflictos en nuestra vida. Si te enfocas en ganar cinco mil dólares mensuales, estoy seguro de que lo conseguirás. Pero, tal vez, el costo es llegar todos los días después de las doce de la noche a tu casa. Qué tus hijos ya se encuentren dormidos. Que no tengas tiempo de calidad con tu esposa o esposo, y el poco tiempo libre lo ocupen para discutir, por lo cual, su relación se va rompiendo hasta que llegue un punto donde ya es imposible recuperarse. Que por estar trabajando de siete de la mañana a once de la noche, descuides tu cuerpo, y por lo tanto, tu salud. Detente un momento y responde con total sinceridad, ¿qué prefieres? Un corazón sano, o un millón de dólares, pero estás a días de sufrír un infarto. La salud no tiene precio, podría elevar la cifra a diez millones y estoy seguro que tu respuesta no cambiará.

Y si volteamos la moneda, sucede lo mismo; si todo tu tiempo se lo dedicas a tu familia y no a generar ingresos. Tu familia terminará mal. Nos guste o no, vivimos en un sistema capitalista, ha sido así por muchos años y seguirá siendo por varios siglos más. El dinero, hasta cierto nivel, sí compra la felicidad, te da paz, te permite dormir bien.

Lo más difícil no es tomar una decisión, sino poder llevar un balance entre las distintas áreas de nuestra vida. Y esto sólo lo lograremos, estableciendo todas las variables. Teniendo claro todo lo que podemos ganar, pero al mismo tiempo, todo lo que estaremos perdiendo.

Solamente para finalizar, recuerda que es más importante poner tu atención en ganar que en lo que podrías perder. Es necesario tomar en cuenta ambos factores, pero donde pones tu atención, pones tu energía. Concentra tu enfoque en lo positivo, en lo que eres capaz de lograr. Mira lo malo sólo como advertencia, como un pequeño punto a tomar en cuenta. Si ya sabes que enfocar tu energía para generar ingresos millonarios podrá dañar a tu familia, no bajes la meta, más bien, procura que por lo menos una vez a la semana, le dediques tiempo de calidad a tus hijos, a tu pareja, a tu salud.

Se trata de ser conscientes de todas las variables para entonces hacer algo al respecto.

Siempre que ganas algo, en automático, pierdes otra cosa.

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